domingo, 27 de enero de 2008

Capítulo 5.- Rumbo a Hogwarts.

Era la última semana de vacaciones antes de comenzar un nuevo año en Hogwarts. Pero para Harry, Ron y Hermione, era un año especial, ese año sería su último año en el colegio y, por ende, era el año en el que debían presentar los EXTASIS para poder aspirar a alguna carrera. Harry tal vez no era el alumno más brillante de la escuela, pero al menos tenía lo que necesitaba para estudiar la carrera de Auror, que era lo que más quería. Ron, por su parte, también era un alumno promedio, pero lo que quería era ser jugador profesional de quidditch y también tenía las posibilidades de lograrlo. Hermione, en cambio, tenía las notas necesarias para estudiar lo que se le antojara, así que estaba indecisa en cuanto a lo que se iba a dedicar, pero al final, optó por una carrera de embajadora del Ministerio de Magia. Así pues, los chicos, ya jóvenes adultos, tenías su vida decidida, hasta el momento.

La semana se pasó rápido, entre quehaceres, partidos de quidditch y paseos en los alrededores de la madriguera. Todos buscaban cosas que hacer para distraerse del caos que se estaba generando en torno a Voldemort y sus secuaces. El diario constantemente traía boletines donde describían las atrocidades cometidas por ellos en toda Inglaterra. Ataques a muggles en callejones oscuros, explosiones de vecindarios completos, extrañas criaturas encapuchadas que enloquecían a la gente con su simple aliento. A pesar de estar en pleno verano, los días amanecían cada vez más oscuros y neblinosos, como si fueran el reflejo de la ansiedad que recorría toda la comunidad mágica. La Orden del Fénix hacía reuniones cada vez más seguidas, pero no dejaban entrar a ninguno de los muchachos a sus juntas. Así pues, la mayor parte del tiempo, los hijos Weasley, Harry y Hermione trataban de concentrarse en cualquier cosa que no fueran las noticias.
Para Harry en particular, no le fue muy difícil distraerse. El hecho de que Ginny se la pasara platicando con él casi todo el tiempo, que los dos salieran a dar paseos por los alrededores de la casa a solas, o que se llevaran mejor de lo que nunca lo habían hecho, tenía mucho que ver. Esa última semana Harry disfrutó mucho de la compañía de la pelirroja y se cuestionó realmente si se daría una oportunidad de conocerla mejor.
Entonces, la tarde antes de regresar al colegio…
- Y… ¿qué piensas?.
- En nada en especial.
- Ya no puedo esperar para regresar al colegio, ¿sabes?, me emociona el 6° grado.
- No deberías estar tan ansiosa, ¿Ya sabes que carrera elegirás?
- Ya lo sé. Seré aurora. Pero también quiero regresar para jugar quidditch, ya lo extraño, no sé como pudiste soportar cuando Umbridge te lo prohibió.
- Créeme que yo tampoco. Pero hablemos de otra cosa, ¿quieres?
- OK. – pasaron un rato en silencio. – Que bonito atardecer, ¿no crees?
- Sí, lo es.
Los chicos estaban sentados en lo alto de una colina en la parte trasera de la casa. El sol se ponía frente a ellos y comenzaban a aparecer las estrellas sobre sus cabezas. De repente Ginny, después de su comentario, apoyó sutilmente su cabeza en el hombro de Harry. Él la observó de soslayo sin decir nada o impedírselo. Entonces en su mente volvió a surgir esa idea de salir con ella. Ya llevaba toda la semana meditándolo, pero no se sentía seguro. Tal vez era lo que todos querían y esperaban, pero él aún estaba enamorado de Anny, aunque no había recibido más noticias de ella desde la visita que le hizo a Privet Drive. Harry tampoco quería darle alas a la chica porque no quería lastimarla, pero esos días los pasó muy bien con ella, así que sentía cierta confusión en su interior. ¿Debería o no darse una oportunidad con ella?. Harry pensó al final que aún era demasiado pronto para alentarla.
- Creo que será mejor que regresemos a preparar el equipaje. – dijo un tanto seco y levantándose de repente.
Ginny lo miró algo confusa por esa repentina actitud.
- Sí. – respondió ella débilmente.
Harry le ofreció su mano para ayudarla a levantarse y ella la aceptó, borrando de su rostro la expresión de confusión y mostrando ahora felicidad. Pero la felicidad le duró poco cuando Harry la soltó en cuanto ella se puso de pie.
Los dos caminaron en silencio. Ginny miraba a Harry por el rabillo del ojo mientras él fingía no darse cuenta. Finalmente llegaron a la casa, donde los esperaban. Cenaron y prepararon sus equipajes. Al día siguiente marcharía a la estación King Cross.

Ya eran la 11:30 de la mañana y los chicos se preparaban para atravesar el muro hacia el andén 9 ¾. Harry y Ginny fueron los primeros en atravesarlo. Ya en la estación los dos se acercaron a un rincón para no estorbar el trafico de gente y así esperar a Ron y Hermione tranquilamente. Mientras esperaban, los dos platicaban amenamente hasta que llegó Colin Creevey.
- Hola, pequeña. – saludó a la pelirroja besándola en la mejilla. La chica se ruborizó un poco e incomodó otro tanto.
- Que tal, Colin. – dijo ella tímidamente.
- Hola Harry.
- Hola Colin.
- Oye Ginny, hay algo que quiero mostrarte, ¿puedes venir un momento?
- Me lo puedes mostrar después.
- Anda, vamos, no tardará mucho.
- No tengo ganas.
- De acuerdo. ¿Vienes conmigo al vagón de prefectos?
- No me presiones, te alcanzo luego.
- Como quieras. – se fue algo molesto.
- Ron me contó que sales con él. – comentó Harry.
- Solo fue un par de veces. – respondió la pelirroja. Harry la miró con cara de ‘sé que estás mintiendo’, así que agregó resignada – Bueno, fue casi durante todas las vacaciones y me escribía todos los días.
- Es un buen chico.
- Sí, pero muy aburrido, casi no tenemos tema de conversación.
- Sé que se llevarán bien, mientras no se les ocurra fundar un ‘club de fans de Harry Potter’, creo que pueden estar juntos.
- ¡Claro que no haríamos tal cosa! – dijo Ginny con una amplia sonrisa en sus labios mientras golpeaba juguetona y coquetamente el brazo de Harry con su puño.
Los dos comenzaron a reír. En aquel momento pasaron junto a ellos las gemelas Patil y Padme intencionadamente empujó a Ginny con el brazo para hacerla caer y golpearse con la pared del frente. Pero la chica no contaba con que Harry estaba ahí y el chico ágilmente atrapó a la pelirroja antes de estrellarse contra la pared. Aún así, el empujón fue lo suficientemente fuerte para que la espalda de Harry chocara con el muro, dejándolos a ambos en una posición algo inconveniente. El rostro de Ginny quedó a 5 centímetros del de Harry, mientras él la sostenía por la cintura muy cerca de él. Los dos quedaron mirándose a los ojos fijamente por un instante. Entonces, en un acto reflejo, Ginny se acercó a Harry hasta que sus labios hicieron contacto de una forma suave y tierna, casi infantil. Tres segundos después, ella se separaba del chico poco a poco, abriendo los ojos lentamente y encontrado aquella mirada de ojos verdes calvados en ella.
- Yo… lo… lo siento… yo… debo irme. – y salió corriendo del lugar.
Harry la siguió con la mirada hasta que desapareció entre alumnos del 4° curso. En eso llegaron Ron y Hermione.
- Perdón por la tardanza. – Hermione.
- ¿Qué te pasa, Harry? – Ron.
- Necesito hablar contigo. – Harry.
- Si claro. En un rato te alcanzo Hermione. – Ron.
- ¿Qué pasa?
Harry no sabía por donde comenzar, pero tenía que decírselo.
- Bien, aquí va… besé a tu hermana.
Ron se quedó callado y comenzó a limpiarse las orejas.
- ¿Qué?
- Que besé a Ginny.
- A ver, explícamelo más despacio.
- Ginny y yo estábamos hablando cuando Padme la empujó y yo la sostuve para que no cayera. En realidad fue ella quien me besó, pero yo no se lo impedí, lo que me hace responsable a mí también.
- ¡Excelente! ¿Entonces sí saldrás con mi hermana?
- No lo sé, Ron. No quiero alimentar falsas ilusiones. No estoy seguro de poder darle a Ginny lo que espera de mí. Anny sigue aún muy presente en mi mente y mi corazón como para empezar una nueva relación. No quiero lastimarla, y no solo porque sea tu hermana, sino porque ella tampoco se lo merece.
- ¡Ron! – gritó Hermione.
- Mira, tengo que irme. Porqué no hablamos de esto en el colegio, ¿te parece?
- Está bien.

Harry abordó en tren aún con el baso de Ginny en su pensamiento. Fue curioso, el beso no le desagradó, sino al contrario, pero tampoco no le hizo sentir lo que sentía con Anny y, además, ese beso le ayudó a comprobar que, para él, Ginny seguía siendo una niña, aun y cuando solo fuera un año de edad la barrera que los separaba, Harry ya era mucho mayor, emocionalmente habando, que ella, por todas sus experiencias vividas. En realidad, Harry siempre mostró más interés por chicas mayores que él, como en su momento se interesó por Cho, luego por Anny. (NDA: no lo mencioné antes pero Anny es mayor que Harry por algunos o muchos meses, ella nació en octubre del año anterior al nacimiento de Harry.)
El chico seguía buscando un vagón vacío donde se pudiera acomodar y esperar a sus amigos cuando una desagradable voz lo asaltó por la espalda.
- ¿Con que Ginny Weasley es la nueva conquista de Harry Potter? – comentó con grosería y altanería Draco Malfoy, unos pasos atrás de él. – Bueno, eso es lo que se dice por ahí.
- Veo que no aprendiste la última vez. – respondió Harry con frialdad.
- Tú no necesitas darme lecciones. Agradece que te salvaste por muy poco del castigo que te merecías por lo que me hiciste. Pero ya no importa, no lo puedes volver a hacer porque ahora sí te mandarán a Azkaban.
- Tal vez… pero habrá valido la pena.
Malfoy lo miró con miedo al escuchas su sentencia, así que mejor optó por emprender la retirada antes de provocarlo de veras.
Harry siguió caminando hasta el final del tren, donde encontró lo que tanto buscaba, un compartimiento completamente solo. Entró y se acomodó en el asiento junto a la ventanilla, por donde lograba divisar a la todavía multitud de alumnos despidiéndose de sus familias y abordar el tren con sus amigos de colegio. Seguía pensando en Ginny y no pudo evitar sentirse culpable por no poderle dar algo más que una amistad, confirmando que solo podían ser amigos, pero tampoco pudo negar que le gustó besarla. De pronto tuvo un extraño presentimiento, su corazón comenzó a latir inusualmente acelerado por una emoción que su cerebro no alcanzaba a comprender. Él seguía sumergido en su ensimismamiento cuando alguien tocó la puerta del compartimiento y, sin esperar respuesta del interior, abrió dicha puerta y se detuvo en el umbral, a un paso de entrar totalmente al sitio. Harry giró su cabeza bruscamente hacia el lugar que ahora se encontraba ocupado por esa persona.
- ¿Está ocupado ese lugar de ahí? – preguntó dicha persona al señalar el asiento justo frente a él.
Pero Harry no respondió. Se puso de pie tan lentamente que parecía no avanzar el tiempo. Todo pensamiento que estuviese en su mente antes de aquel momento desapareció como si se lo hubiera llevado un fuerte corriente. Despacio negó con la cabeza.
- ¿Puedo sentarme? – volvió a preguntar. Harry asintió igual, con la misma lentitud con la que se paró.
Esa persona que estaba de pie en la entrada, dio tres largos pasos hacia el interior hasta quedar a un palmo de él.
- ¿Puedo viajar contigo de vuelta al colegio? – preguntó nuevamente y en un sutil susurro Anny, que ahora lo miraba directo a los ojos.
Harry volvió a responder solo con la cabeza, imposibilitado para articular cualquier palabra. La chica le sonrió de una forma dulce y se aproximó a él lentamente hasta besarlo suave y profundamente. Harry disfrutó de aquel instante como ningún otro en si vida, hasta ese momento.
Cuando Anny se separó de él, Harry aún permanecía con los ojos cerrados, como si pensara que se encontrara en un bello sueño del cual no deseaba despertar jamás. Pero el simple sentir que ella estaba frente a él lo obligó a fijar sus ojos en ella, comprobando que no era un sueño, sino una realidad.
- ¿Cómo? – fue lo único que él pudo pronunciar después del aliento que le regresó la chica.
- Pues… llegué en auto. – respondió ella con una sonrisa.
- Pero…
- Por Alan. – atajó ella antes de dejarlo terminar. – Él me ayudó y convenció a mi padre de permitirme regresar aquí.
- No puedo creerlo.
Harry se disponía a abrazarla y besarla nuevamente cuando ella lo detuvo, interponiendo su mano entre los dos. Él la miró con desconcierto.
- Nunca nadie me ha hecho sufrir como tú. – comentó en tono serio. – Así que la próxima vez que quieras protegerme, no lo hagas, o terminarás matándome. Solo se honesto, primero contigo mismo antes que con los demás. Y Alan te mandó un mensaje, si vueles a hacerme sufrir, él mismo vendrá aquí y te descuartizará.
Harry la miró bastante arrepentido de todo el pasado y tuvo la necesidad de pedirle perdón, pero no sabía por donde comenzar, Anny se dio cuenta de ello y solo volvió a sonreírle. Lo abrazó y lo besó nuevamente, diciéndole con aquel gesto que ya se había olvidado de todo lo malo y ahora solo se concentraba en el presente. En eso el tren comenzó a andar y ambos se sentaron juntos, ella al lado de la ventanilla y Harry a su lado, rodeándola por sobre los hombros, mientras ella recargaba su cabeza en él. Por un largo rato los dos guardaron silencio, disfrutando calladamente de la compañía del otro, hasta que fue Harry quien rompió con el silencio.
- ¿Cómo es que Alan te ayudó a regresar al colegio?
- Simple, él me veía morir cada día desde que salimos del colegio. Pero no hablemos de eso, por favor, es algo que sí deseo olvidar.
- Anny, yo…
- ¿Por qué te gusta tanto vivir en el pasado?. Entiende una cosa, el pasado es algo que no se puede ni se podrá cambiar jamás. Si te la pasas lamentándote y viviendo del “hubiera”, jamás vivirás el presente.
- Está bien, esta bien, solo una pregunta más. ¿Cómo supo lo nuestro?
- Bueno… - ahora ella parecía no querer responder.
En aquel instante la puerta del compartimiento se abrió nuevamente y Ron, Hermione y Ginny se presentaron en el umbral. La pelirroja venía bastante contenta platicando con Hermione y su hermano cuando los tres se percataron que Harry no se encontraba solo. De pronto, la expresión de felicidad de la cara de Ginny desapareció, y el tinte sonrosado de sus mejillas se decoloró hasta quedar en un pálido color blanco. Su rostro reflejaba los sentimientos de decepción y dolor que comenzaron a surgir en su corazón, y sus ojos brillaban al contener las lagrimas que empezaron a brotar. Ron y Hermione también guardaron un silencio sepulcral al verlos. Por su lado, Harry no se alejó ni un centímetro de Anny, a quien seguía abrazando, tan solo observó a los tres chicos permanecer como estatuas en la entrada. De repente, Ginny salió corriendo, casi chocando con la puerta del vagón por el movimiento del tren. Ron miró a Harry como si esperase que éste saliera corriendo tras su hermana, pero esto no sucedió, él solo la siguió con la mirada impasible.
- ¿Está bien? – preguntó Anny, algo extrañada de la reacción de la pelirroja.
- No. – respondió Ron fríamente, mirando a Anny con desdén y a Harry como si estuviera muy molesto con él, y en realidad lo estaba.
Él y Hermione se sentaron frente a ellos con caras austeras y ojos llenos de desconfianza. Anny notó inmediatamente que su presencia incomodaba a los mejores amigos de Harry, así que se levantó.
- No te vayas. – dijo Harry tomándola de la mano y volviéndola a sentar. – Ellos también saben de lo nuestro.
Anny accedió a quedarse, pese a las malas caras que recibía por parte de Ron, principalmente. Aunque ella no estaba acostumbrada a no decir nada cuando a alguien le molestaba su presencia, se abstuvo de decir cualquier comentario hacia ellos. Después de un rato en silencio, Hermione fue la que tuvo la iniciativa de conversar.
- ¿No se supone que te irías a Alemania? Eso nos dijo Harry.
- Si, bueno, siempre no. Alan me ayudó a convencer a mi padre que me dejara en Hogwarts, es el último año y en Alemania tendría que llevar otros dos. – respondió Anny de una forma muy amable, tanto que sorprendió a Hermione.
- Ya veo.
- Es cierto, no me has dicho cómo se enteró Alan de lo nuestro. – recordó Harry.
- Bueno… te lo voy a decir, pero no quiero que te molestes o empieces tus alegatos. – la chica suspiró antes de comenzar. – Fue en las vacaciones de pascua.
- ¿Por la carta que te mandé?
- Sí… carta que nunca recibí.
- ¿Qué?
- El día que papá fue por nosotros al colegio yo tenía un terrible presentimiento, que se hizo realidad cuando llegué a casa. Velda ya me esperaba ahí, con todos sus secuaces. – Harry quedó en shok por la noticia. – Amenazaron con matar a todos si no me iba con ellos. En realidad no me preguntaron, solo me llevaron con ellos. Ni tiempo tuve de sacar mi maleta. Afortunadamente Alan me dio un espejo doble cara durante el camino, así estaría más la tanto de mí en la escuela y la casa, fue así como mantuvimos contacto mientras estuve con mi madre. Cuando enviaste la carta, tu lechuza llegó justo a mi habitación, pero fue Alan quien la recibió y la leyó.
- Entonces, ese sueño, esa… pesadilla… ¿fue real? – preguntó Harry con miedo.
- Me temo que sí. Yo no quería que lo supieras porque sabía que te harían caer en una trampa, por eso le pedí a Alan que te escribiera por mí, diciéndote que todo estaba bien y que no te preocuparas, pero aún así, caíste.
- Fue mi culpa…
- No empieces Harry, ya fue suficiente de vivir en el pasado. El que te enojes o te lamentes no hará desaparecer lo que pasó en ese lugar y tampoco vale la pena estarlo rumiando todo el tiempo.
- Lo siento, es que, no puedo creerlo. Te enfrentaste a Voldemort TÚ sola.
- Él no tenía planeado matarme, solo engañarte. De ahí que regresé al colegio sana y salva, dentro de lo que cupo. Pero mejor hablemos de otra cosa. ¿Qué hiciste en tus vacaciones, aparte de conquistar chicas?
- ¿Qué? – preguntaron al unísono Ron y Hermione.
- ¡Yo no me puse a conquistar chicas!
- Entonces la niña del vestido rosa accidentalmente cayó sobre ti para intentar besarte.
- Arlet es amiga de mi primo y no me dejaba en paz. Tuve que quitármela de encima a la fuerza.
Anny soltó un sonora carcajada y lo abrazó.
- Relájate, es una broma.
Harry sonrió y Hermione se les unió, pero Ron solo miraba la ventanilla con cara de pocos amigos. Se veía muy enojado. Pasado un rato Harry se preocupó por su amigo, pero pensó que sería mejor no tratar el tema en aquel momento y esperar hasta llegar al dormitorio.
El resto del camino pasó sin mayor contratiempo. La tarde caía rápidamente mientras el tren se acercaba cada vez más al gran castillo de piedra.
Por fin arribaron a su destino. Cual fue la sorpresa de todos los alumnos de Hogwarts al ver a Harry Potter bajar del tren tomado de la mano de Veranna Waller.

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